"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


sábado, 13 de diciembre de 2014

EL MACAGUÁ O GUACO (Herpetotheres cachinnans) - UN HALCON QUE RÍE


Acauã vive cantando
Durante o tempo de verão
No silêncio das tardes agourando
Chamando a seca pro sertão
Ai, acauã, teu canto é penoso e faz medo
Te cala, acauã
Que é pra chuva voltar cedo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Acauá – canción de  Zé Dantas

[Acauã vive cantando / durante el  tiempo de verano/ augurando en el silencio de la tardes/ llamando a la sequía para el sertón/ ¡Ay, acauá!, tu canto es doloroso y causa miedo./ Cállate, acauá, / para que la lluvia vuelva pronto.]


Guaco
Foto de W. Beebe – 1905 - Two Bird-Lovers in Mexico



EL ULTIMO NATURALISTA

          De alguna manera la historia del guaco se asocia con uno de los últimos naturalistas del siglo XX: Alexander Frank Skutch, uno de esos raros ejemplos en que el objeto de estudio del científico se transforma en su lugar en el mundo y en un compromiso de vida.


Alexander Frank Skutch
http://wvw.nacion.com/proa/2005/noviembre/06/reportajes1.html


Skutch fue uno de los últimos naturalistas de vieja estirpe que durante el siglo XX fue cediendo espacio a los nuevos científicos de la biología. Él mismo se encargó de señalar la diferencia: el triunfo del científico “es resumir sus observaciones en un claro gráfico o en una fórmula matemática ... Para el verdadero naturalista, la experiencia concreta de vivir las cosas en su ambiente natural es al menos tan valiosa como cualquier generalización o ley que pueda extraer de sus observaciones”.

          Su obra cumbre es  “Life Histories of Central American Birds” (1954), en tres volúmenes, la que lo consagró como uno de los más importantes ornitólogos de la avifauna centroamericana. En su muy interesante libro “A Naturalist in Costa Rica” nos cuenta además sus experiencias de vida en ese país que adoptó como nueva patria.

          Norteamericano  de nacimiento, estudió botánica en la Johns Hopkins University y sus primeros trabajos de campo en Jamaica, Honduras y  Panamá le hicieron comprender que si bien ya se conocía mucho de la diversidad de aves de Centroamerica, era muy poco lo que se sabía sobre su comportamiento. Y por eso decidió dedicar su vida a llenar ese gran vacío del saber ornitológico.

          En medio de la Gran Depresión de los años 1930 se le hacía difícil conseguir fondos para financiar sus viajes de estudio, pero gracias a su formación botánica observó que vendiendo ejemplares para herbarios podía obtener buenos recursos para dedicar a las aves. Tras varios años herborizando, logró dedicarse exclusivamente a la ornitología adquiriendo una pequeña granja en Costa Rica donde residió hasta su muerte.


Los Cusingos
Foto Skutch, Alexander F. – 1971 - A naturalist in Costa Rica.

          En esa época Costa Rica aún no estaba mayormente afectada por  problemas ambientales como después ocurrió, especialmente a causa de los desmontes. Después de trabajar en la zona de San Isidro y Rivas, se estableció en el valle de  El General, cerca de la localidad de El Quizarrá, donde inicialmente vivió sólo durante  9 años. En  1950 se casó con Pamela, hija del botánico inglés Charles H. Lankester. No tuvieron hijos pero adoptaron a Edwin, el hijo de uno de sus peones, quien lo ayudó en su trabajo de campo con las aves.

          En la selva tropical, la sede principal de la vida terrestre, según Skutch, encontró reflejados los diversos aspectos de la vida humana: la belleza, la paz, la lucha y la violencia, la variedad y también el aburrimiento y la opresión. Un “epítome de la vida humana”.

          Cuando se estableció en El General en 1935, el lugar estaba mayormente intacto. Había muy pocos habitantes y grandes extensiones de selva virgen, aunque los grandes mamíferos como el yaguareté, el puma, y el tapir ya se habían retirado de la zona. Pero la población se multiplicó por diez, aumentó el comercio y el tránsito automotor, comenzaron los desmontes masivos para instalar cultivos y pasturas. La selva fue destruida en poco tiempo con el consiguiente lavado de la tierra y la necesidad de aplicar agroquímicos, agravando los problemas.

          Sólo permanecía intacta la Cordillera de Talamanca, que Skutch propuso para parque nacional y que afortunadamente hoy constituye el Parque Internacional La Amistad,  Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) y que abarca casi 200.000 ha conservando valiosas especies de la flora y fauna.

          Volvamos a escuchar las vigentes y acertadas palabras de Skutch sobre el tema de la conservación y el control de la población: “Aunque mucho se ha perdido, mucho también se ha salvado, que, de otra forma hubiera desaparecido (...) y de las cosas que se han ido , algunas han sido preservadas, aunque imperfectamente, en la memoria y en los escritos con los que he tratado de inculcar en otros el interés y la belleza (...) Tendremos que considerar la posibilidad de que a través de toda su existencia, este  planeta puede soportar sólo una cantidad limitada de seres humanos, de modo que cuanto mayor sea la cantidad de personas que vivan hoy, consumiendo sus recursos, menor será la cantidad que pueda soportar en el futuro. (...) Una gran dificultad es que las ciudades y las naciones han crecido tanto que sus problemas desafían nuestras pequeñas mentes y nuestros reducidos recursos.”


Skutch a caballo
Foto Skutch, Alexander F. – 1971 - A naturalist in Costa Rica. 


          Como muestra de su coherencia intelectual digamos que renunció a vivir con corriente eléctrica  para no tener que cortar un sector de bosque por donde tenían que tender los cables. De la misma forma evitó capturar aves para sus estudios: “Con excepción de uno que otro gavilán que estaba persiguiendo gallinas, no he matado ni un solo pájaro”, criticando a un  colega que había matado cien colibríes para obtener datos estadísticos.  “¿Qué es más importante? ¿Ver la armonía de la naturaleza con otros seres vivos, lo que yo llamo bondad, o tener datos científicos? (...) Como yo lo veo, es tan importante la vida de un animal si es el último de su especie como si es uno entre un millón.”

           De carácter introvertido y pacífico,  pese a sus ideas, Skutch no participó activamente de los movimientos conservacionistas, quizás por su rechazo a concurrir a las grandes ciudades. Al respecto decía “el hombre hace un aporte importante a la naturaleza con solamente la apreciación. La conservación y la protección, sin la apreciación, no valen mucho, pero la verdadera apreciación siempre incluye la idea de proteger”. Las ideas filosóficas de Skutch, seguidor del positivista Herbert Spencer, son reconocidas también como parte del patrimonio cultural de Costa Rica. Además debemos mencionar que escribió algunas novelas y un cuento para niños.

          Alexander Skutch falleció en 2004, pocos días antes de cumplir los 100 años. Sus restos descansan en su finca llamada Los Cusingos (nombre común del tucán Pteroglossus frantzii) junto  a los de su esposa Pamela.




EL HALCON GUACO

Macaguaes
Storni, J. S. – 1940 – Hortus guaranensis. La Fauna. Tucumán.



         Pero nuestro blog trata también de otros animales, y en este caso se trata del Pájaro Guaycurú o Halcón Guaco a quien Skutch dedicó un capítulo: “El cazador de serpientes”.

         Asegura que el más renombrado cazador de serpientes es el llamado Halcón Reidor (Laughing Falcon) en los libros, pero al que la gente del pueblo llama  Guaco porque ese nombre representa su inquietante  y obsesivo canto. Skutch lo describe como fuerte, hueco, incansablemente reiterado:  ¡wah-co, wah-co, wah-co!. A diferencia de algunos que lo comparaban con un grito de un hombre agonizando, lo considera de un profundo e inescrutable misterio, sobre todo porque se escucha más a menudo en el crepúsculo nocturno, cuando el pasaje se desvanece en un conjunto de formas sombrías y vagas. A veces va precedido de un grave; ¡ha ha ha!, la risa gutural que le dio su nombre científico (ver más adelante “Los nombres del Guaco”)

          El naturalista le pagaba a los chicos del lugar para que le indicaran donde había nidos de ciertas aves que le interesaban. Una tarde con uno de ellos, Lalo, de 12 años, vieron cruzar un guaco con una serpiente en las garras. Lo siguieron a través de un cañaveral, un cultivo de bananas y un arbustal lleno de enredaderas, hasta que se detuvo en la rama de un  burío (Heliocarpus appendiculatus). Allí entregó la presa a su hembra y tras algunas voces apagadas, regresó a la selva. La hembra se introdujo en una cavidad a 30 m de altura donde estaba el nido con las crías.

          Skutch se mantuvo al acecho en los días subsiguientes “Habían sido durante tiempo aves tan misteriosas que yo estaba doblemente ansioso por correr el velo de ignorancia que ocultaba los secretos de sus vidas”.

          Pudo observar una nueva entrega de una víbora de coral a la hembra seguida de una ceremonia de canto triunfal: la famosa risa ¡how how how!, seguida luego del fuerte  ¡wac wac wac!, que continuaron ambos durante varios minutos, “proclamando a todos los escuchas que otra serpiente había caído víctima de la habilidad de los halcones.”

          Mientras la hembra permanecía con la serpiente en el pìco a la entrada del nido, “inmóvil como la estatua de un monumento a la supremacía del halcón sobre la serpiente”, un pichón cubierto de plumón se asomó.  Pero la madre permaneció dos horas y media (!) en esa posición hasta que finalmente dejó caer la serpiente dentro del nido.  Y más tarde empezó a despedazarla y alimentar la cría.

          Notemos que Skutch pasó desde la mañana temprano hasta el anochecer observando el nido, lo que indica su gran concentración en esta tarea de observar y  obtener datos sobre el comportamiento de las aves.

Acauá
Goeldi,E.A. -1900-1906 -Álbum de Aves Amazônicas



          “Extendida por toda  América Tropical existe una enredadera retorcida con unos densos racimos de flores verdosas y grandes hojas ovales que, cuando crecen en la sombra, tienen un hermoso color verde aterciopelado en el haz y  marcas de un intenso púrpura por debajo. Esta planta, miembro de la familia de las compuestas, es conocida por los botánicos como Mikania guaco, y llamada por el pueblo hoja de guaco y se la considera un eficaz remedio para la picadura de víbora. Se dice que el guaco, herido en un encuentro con una serpiente venenosa, come de estas hojas y se cura. Es interesante que un mito similar haya surgido sobre otro matador de serpientes de una clase muy  diferente, que vive en el otro lado del, mundo, la mangosta de la  India. Pero hay escasa evidencia de que tanto el conquistador de serpientes aviario como el mamífero puedan salvar su vida de otra forma que evitando los dientes de su adversario.”

Mikania guaco
Descourtilz, M.E., Flore médicale des Antilles, vol. 3: t. 197 (1827) 

          Mikania glomerata o guaco es una liana de América Tropical, conocida como "hierva de serpentes" en Brasil porque los indígenas la utilizan para tratar las picaduras de serpientes venenosas, en forma de cataplasma. Estudios de laboratorio han de mostrado que el extracto de la raíz reduce la hemorragia producida por el veneno de Bothrops (yararás) en ratas y el edema causado por picadura de Crotalus (víbora de cascabel), asimismo la savia reduce  la actividad coagulante de dichos venenos.


 

 

“El hallazgo de las propiedades del guaco fue hecho por un negro que vio a una águila llamada guaco comer de la Mikania luego de ser mordida por una serpiente. El negro reveló su secreto a Francisco Javier Matis, el dibujante de la Expedición [de Celestino Mutis], y éste probó en si mismo la virtud del guaco. Untándose las manos con el zumo y tomando de él, cogía las culebras sin que le hicieran daño. Se hizo morder de una y no se le presentaron síntomas de intoxicación”.

 

Pérez – Arbeláez, E. 1978. Plantas útiles de Colombia. Litografía Arco, Bogotá.

 

 



          Una de las tardes que Skutch dedicó a observar el nido se percató que un animal estaba trepando el tronco del burío. Enseguida reconoció que se trataba de un tayra  (ver nuestra entrada EL HURON MAYOR, IRARÁ o EIRA Eira barbara : TEMIBLE SEÑOR DE LA MIEL). A pesar de que el predador seguía avanzando, la madre guaco parecía no notar su presencia, sólo cuando estaba llegando al borde del nido, se lanzó la hembra contra la tayra que la recibió gruñendo y mostrando los dientes. Dado el curso de los acontecimientos Skutch decidió romper el compromiso que toma cualquier biólogo, de no intervenir para no alterar el curso de los sucesos naturales. Pero se dio cuenta que no tenía ningún arma ni objeto que pudiera arrojar al predador, sólo le quedó gritar y agitar los brazos con lo que el tayra bajó al suelo. Sin embargo volvió a insistir, acompañado de su pareja, para ser nuevamente asustada por los gritos de Skutch que se había sacado la camisa y la agitaba frenéticamente. Luego siguió observando al para comprobar si había conseguido salvar al pichón. Pero, ante la desilusión del naturalista, la hembra, que había quedado en una percha cercana, de improviso voló hasta el nido y levantó con el pico el cuerpo inerte de su cría, muerta por el tayra, lo dejó caer acierta distancia y tras contemplarla un par de minutos, empezó a despedazarla y a comérsela.  


          “La criatura que había traído al mundo tras semanas de paciente incubación, dándole calor con el calor de su cuerpo, y cuidada continuamente día y noche, se había transformado para ella  –ahora que su chispa vital se había extinguido- en lo que realmente era, un trozo de carroña sin vida, un pedazo de materia orgánica, cuya única utilidad era proporcionar alimento a algún otro animal vivo. ¿Por qué no a ella que le había dado la vida, antes que a la destructora tayra ...? ¿Por qué el guaco no podía seguir siendo guaco, antes que transformarse en tayra?”. 

         Analizándolo científicamente el sacrificio heroico de la madre guaco, que por otra parte carecía de armas suficientes para enfrentar al tayra, no hubiera tenido sentido biológico. Era mejor que se preservara para poder criar otro pichón en otra oportunidad.

Macagua rieur
Chenu,J.C. y Desmarest,E. 1851-1860 - Encyclopédie d'histoire naturelle. Paris :Maresq


          Cuando después de un tiempo regresó el macho con una nueva presa, de alguna manera, mediante suaves vocalizaciones, la hembra le informó que la cría ya no existía. Entonces ambos se alejaron volando hacia un alto árbol, donde la hembra comió un poco y luego, en la luz crepuscular, ambos lanzaron su canto de triunfo. “El misterioso canto transportado lejos,  sobre el adormecido valle,  proclamaba ampliamente que, aunque un tayra podía matar un guaco pichón, la especie de los guacos aún era vigorosa y fuerte y necesitaría más y más serpientes para alimentarse.”



LOS NOMBRES DEL GUACO (Herpetotheres cachinnans)

          La voz del guaco es impresionante y ha dado lugar a la aplicación de varios nombres comunes de índole onomatopéyica, así como al surgimiento de varias leyendas.

          Linné, habiendo desarrollado su sistema de clasificación, se sintió obsesionado por clasificar cuanto ser vivo llegara a su conocimiento. Así, como es sabido, envió a los cuatro puntos cardinales a varios discípulos suyos, sus famosos “apóstoles",  para que le trajeran ejemplares de plantas y animales de las más remotas regiones. Uno de ellos, Daniel Rolander, fue enviado a Surinam, la Guayana Holandesa, con el principal objetivo de herborizar. Rolander registró sus observaciones en un manuscrito, el “Diarium Surinamicum”, que recién se publicó después de su muerte.

          Este es su relato: “Si vagas por las oscuras sombras de las selvas, escucharás risas burlonas en ciertos lugares, -el tipo de burlas que hacen los miserables o aquellos que ríen sardónicamente o incluso los locos. (...) identificamos al ave que produce este tipo de risa, que hasta entonces nunca había podido ver o dispararle. Hoy, mientras caminaba por la selva cerca de nuestro alojamiento,  nuevamente escuché éstas burlonas salvas, que mi compañero aseguró venían del ave que ellos llaman vitlacker, es decir: el burlón. La gente odia a esta ave por dos razones: primero porque persigue y mata gallinas y palomas domésticas; segundo porque grita fuertemente a cualquiera que viene a espantarlo cuando se ha posado o acecha a su presa. Hoy uno estaba posado en la punta de un tronco tratando de tragar una serpiente que tenía en sus garras. Mientras nos acercábamos, voló a la punta de un árbol alto, para reirse de nosotros. Pero antes de que pudiera hacer “pi”, una bala de plomo lo atravesó y lo hizo caer muerto al suelo. Un pico curvo, pies con tres dedos hacia adelante y uno hacia atrás, así como la cabeza cubierta de plumas y la forma de vivir cazando, indican suficientemente que es un halcón, al que he llamado Falco cachinnans en referencia a su risa.”

          Linné pues introdujo al guaco en el mundo científico con el nombre que le dio Rolander y que proviene del verbo latíno cachinnare, “reir a los gritos”. Y acotó “Lanza una risa a gritos al ver a un hombre”.

Macagua
Vieillot, L. J. P. – 1817 - Nouveau dictionnaire d'histoire naturelle



          Más  tarde, Vieillot, comprendiendo las diferencias que tenía con los demás halcones especialmente por sus alas cortas, lo ubicó en un nuevo género Herpetotheres: 'cazador de serpientes', del griego herpeton: serpiente, reptil, y theras: cazador.  Y justifica el nombre porque  “los macaguas viven en los bosques que bordean las sabanas inundadas  y los bañados, y se posan en las ramas secas y altas, lo que hace sospechar que se alimentan de ranas, lagartos y otros reptiles”. Vieillot indica también que en las tierras de Cayena (Guyana) le dicen pagani, pero este es un nombre genérico para muchas rapaces.

          En Yucatán el nombre local es koss y por su canto ocupa un lugar importante en las leyendas. Así lo describe el ornitólogo Frank Chapman:  “Las voces de este halcón son las más humanas y sobrenaturales en carácter que las de cualquier otra ave que haya oído. El primer individuo que observé estaba posado en un árbol que crecía en lo alto de un templo maya. Desde esa atalaya se burlaba de mí con una risa verdaderamente maníaca hasta que llegué a distancia de disparo. Y entonces, con una fuerte risa contenida, huyó volando. No escuché más este llamado, pero uno aún más sobrenatural se escuchaba cada noche y cada mañana  de varios individuos de esta especie que vivían cerca de las ruinas. Están descriptos en mi diario como parecido al grito de un hombre en medio de un gran dolor, y terminando en un agonizante y largo grito. Era indescriptiblemente horroroso, y finalmente se hacía tan desagradable que con gusto hubiera transformado a cada Herpetotheres cercano a la hacienda en un espécimen de museo.”

          En Tabasco (México) se le dice pájaro vaquero, por la semejanza de sus gritos con los que emplean los vaqueros al arriar las reses al redil. En Veracruz se lo conoce como llamanorte porque según los pobladores cuando canta posado en una rama verde anuncia lluvias  o “nortes”, pero si se posan en árboles secos, indican buen tiempo. Esta misma creencia se tiene en el nordeste brasileño.


 

El Guaco

 

Guaquito! S aum bircha, que sica-y ne’

Guaquito! Cuere sainé que dura né

Guaquito! Bonito cherri que usted vente conmigo

Deame in tranquito, en diras que no

Yo diré que no

Yo lo quiero a usted

Pero usted a mi no

 

Canción de los indios yaquis de Sonora México

 

Hood, Juliette Mouron. 1933. Andrew J. Grayson: The Audubon of the Pacific. The Auk 50(4):396-402.

 


         
 En la mitología e iconografía maya se consideraba que el Dios Pájaro Principal a veces sostiene una serpiente en el pico, y quizás sea una representación del halcón guaco tal como se ve en muchas piezas de cerámica.

          Los nativos de Guatemala le llaman guansi. En Nicaragua le dicen cuervo de lluvia porque grita después de la caída del sol, cuando suele llover. Totalmente opuesta es la creencia brasileña donde, como refleja la canción que elegimos como epígrafe, anuncia la sequía en el sertón nordestino.

          Para los ticos y otros pueblos centroamericanos es el halcón guaco. Para los indios huetares, el guaco los protegía especialmente de las serpientes venenosas porque visitaba  las cuevas en su  busca. Creían que el guaco era un mensajero de Dios y que su canto era la señal de una nueva vida o de una muerte.

          En El Salvador se le llama halcón guas, guaz o guaxe, nombre de origen nahuatl. El guaz indica con su presencia el inicio o el fin del verano y del invierno. Para la población nativa “el paso de los guaces” indicaba cuándo sembrar, al caer las primeras lluvias, y cuándo cosechar, al comenzar el verano.

          En Ecuador se lo conoce como valdivia y los campesinos la consideran de mal agüero creyendo que con su canto dice  “¡hueco va, hueco va!”, anunciando la muerte de una persona cercana.

          En Brasil, donde recibe el nombre tupí de acauá,  acaná o cauá (acá: decidido, y el sufijo dando la idea de peleador, pendenciero). Su grito es considerado tanto de buen como de mal augurio, según la región. En el Amazonas anuncia la llegada de forasteros. En la zona de Minas Geraes se cree que su canto dice “Deus-quer-um” (“Dios quiere uno”), como anunciando la  muerte de alguien de la casa.  Para otros señala  la buena fortuna.  Los indios lo denominan guira jeropari que significa demonio, y se cree que sus huevos son aplastados por el diablo. En el cuento “Acauá”, de Inglés de Souza, es un ave-demonio que hechiza a la hija del protagonista y termina convirtiéndola en ave.

          En Paraguay se lo conoce como macaguá, nombre quizás derivado de acauá, y según Félix de Azara “así le llaman, porque canta con claridad su nombre en libertad”. El Padre Nicolás del Techo describe las luchas del macaguá  con las serpientes: “Es digno de ver un combate entre estos animales; el ave se defiende con el pico y las alas; la serpiente ondula en el agua para buscar un lado vulnerable y evitar los golpes de su enemigo.” Y cuando las aves se ven heridas por el ofidio “comen la yerba llamada macaguá, que les sirve de antídoto”.

          El padre Montenegro dice de esta misma hierba: “escribe de ella el Padre Montoya, de donde es sacado su eptimología, que es nombre de un pájaro llamado Macaguá, el cual haciendo harnés, ó escudo de su ala pelea con la vívora hasta matarla, dándole fuertes picotasos por entre las plumas, y sintiéndose herido acude luego á comer la yerba, la cual le sirve de cura, y antídoto contra la maliciosa ponzoña de su contrario, y vuelve á la pelea, si acaso no quedó del todo muerta, y al instante se la traga entera, sin reserbar cabeza ni cola, con que se sustenta, y acaba de curar lo interno de sus entrañas de la venenosa cualidad fria de su veneno. Comidas sus ojas verdes como una cuarta de ellas, luego que pica la vívora, y asi mismo mascada y aplicada á la mordedura, queda, sin lesión y sin accidentes el herido”. En efecto Montoya relató que el ave se alimenta de serpientes como la yarará y la mboipoi, y luego de comer busca para curarse la hierba llamada caá macaguá (hierba del macaguá), isipó morotí o macaguá isipó (Cissampelos pareira). Esta es una trepadora de América Tropical que en otras regiones tiene los nombres comunes de abuta, hierba de la víbora, alcotán y huaco blanco. Tiene amplio uso en la medicina popular: las tribus ketchwa de Ecuador usan la decocción de las hojas contra la picadura de víbora. 


Caá macaguá
Montenegro, H. Pedro de – 1945 – Materia Médica  Misionera 


          Según Alcides d’Orbigny los indígenas de Santa Cruz  y Moxos (Bolivia) tienen “la idea que el grito del macaguá anuncia, infaliblemente, la llegada próxima de una piragua proveniente de países alejados; así, sin otro indicio que ese, se reúnen enseguida en el puerto para esperar a los viajeros. Aunque muy a menudo engañados por su absurda creencia, no por eso la abandonan desde hace siglos.” Como bien razona el naturalista francés, dado que es un ave que empieza a gritar ni bien divisa animales u hombres que se le acerquen, es probable que de allí haya salido la superstición. Los indígenas yuracares del Beni le llaman biyo y en Santa Cruz se le dice macono.

          En el litoral argentino se lo conoce como pájaro guaycurú o pájaro del indio. Ignoramos de dónde proviene el primer apelativo. Los guaycurúes eran una etnia que vivía en  la región del Gran Chaco, El nombre guaycurú proviene del guaraní gua: gente;  ai: malo, falso, traidor, y curú: sarna o suciedad de la piel. Era una designación peyorativa  que daban los guaraníes a estos pueblos que consideraban  bárbaros o salvajes. Hemos visto que ciertos diseños de pintura facial que utilizan en sus danzas los qom, uno de los grupos guaycurúes que han sobrevivido hasta nuestros días, semejan la cara del ave con su antifaz negro sobre fondo blanco.


Qom bolivianos danzando
www.danzastobas.com


          Los qom lo designan como wa’qao que parece ser onomatopeyico. Cuando canta en primavera, en tiempo de sequia y viento norte, interpretan que está en conformidad con ese clima, pero si lo hace a destiempo significa que está por venir el viento norte. En general lo consideran de buen augurio.

ALEX MOUCHARD



 



+Arenas , Pastor y  Porini, Gustavo -2009- Las aves en la vida de los tobas del oeste de Formosa, Argentina. 281pp. Editorial Tiempo de Historia.
+Artera Vargas, Germán - - Las aves en las creencias populares. http://www.eluniverso.com/
+Beebe, C. William – 1905 - Two Bird-Lovers in Mexico. Boston and New York: Houghton, Mifflin and Company.
+Chapman, Frank M. – 1896 - Notes on Birds Observed in Yucatan.  Bulletin American Museum of Natural History. Vol. 8.
+Chinchilla Mazariegos, Oswaldo Fernando y Coe,  Michael D. -2005 - Imágenes de la mitología maya. 255 pp. Museo Popol Vuh.
+Hilje, Luko – 2004 - Alexander Skutch: ¿el último gran naturalista? -  Manejo Integrado de Plagas y Agroecología (Costa Rica) No. 72 p.1-9.
+Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Tomus I. Editio decima, reformata. – pp. [1–4], 1–824. Holmiæ. (Salvius)
+Montenegro, H. Pedro de – 1945 – Materia Médica  Misionera - Buenos Aires: Imprenta de la Biblioteca Nacional.
+Skutch, Alexander F. –1954 a 1969- Life Histories ot Central American Birds. Berkeley, California : Cooper Ornithological Society.
+Skutch, Alexander F. – 1971 - A naturalist in Costa Rica. 378 pp. Florida : University of Florida Press.
+Souza, Inglês de -2005. [1893]- Acauã. En Contos amazônicos. 3a ed. São Paulo: Martins Fontes.
+Storni, J. S. – 1940 – Hortus guaranensis. La Fauna. Tucumán.
+The IK Foundation & Company - The Linnaeus apostles: Pehr Löfling – Daniel Rolander – Vol 3 - http://www.ikfoundation.org/ibooks/ibooks.php. Bamberg, Germany.
+Vieillot, L. J. P. – 1817 - Nouveau dictionnaire d'histoire naturelle, appliquée aux arts, à l'agriculture, à l'économie rurale et domestique, à la médecine, etc. Vol 18 p. 317 Paris: Chez Deterville.

domingo, 2 de noviembre de 2014

EL HURON MAYOR, IRARÁ o EIRA (Eira barbara): TEMIBLE SEÑOR DE LA MIEL






Ürunafáqui óratí folóje
Ürunafáqui óratí folóje
Tonhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Ürunafáqui óratí folóje
Órachumá óra,michúji.


[El tolomuquito horada,
el tolomuquito horada,
horada en el tamarindo,
horada en el cedro,
horada en el cedro.
El tolomuquito horada,
Nenito, duérmete.]



Canción de cuna indígena guatusa costarricense
(Rec. Amelia Velas)












Jardine, Sir William – 1833 - The naturalist's library.
W. H. Lizars; Edinburgh .



Uno de los relatos de animales que más me impresionaba de niño era el del hurón mayor o eira. Se decía que era capaz de cazar animales bastante mayores que él como las corzuelas, a las cuales atacaba saltándole al cuello y mordiéndoles la yugular hasta desangrarlas. Notable performance para un depredador tan pequeño.


Veamos si su historia corrobora estas afirmaciones. En principio se trata de un animal que ha llamado la atención de la gente, como lo revelan sus múltiples nombres comunes que más adelante reseñaremos. El nombre científico se lo aplicó el gran clasificador sueco Carl Linné. Lo incluyó en el género Mustela junto con las nutrias, el turón europeo, el glotón y la marta. Como nombre específico le dio el que aún lleva: barbara. Pero no hay que pensar que ese nombre hace referencia a su ferocidad sino que se lo aplicó ante la necesidad de diferenciarla de las especies similares europeas, ya que en griego barbaros significa 'extranjero'. Linné señalaba que “habita en Brasil” y también hace referencia a un animal descripto por Patrick Browne, un médico irlandés que trabajó en Jamaica hacia 1746. Browne se carteaba con Linné y en sus informes llamó a ese animal: “galera” o “Guinea fox” (= zorro de Guinea) y decía: “Esta criatura es traída a menudo a Jamaica desde las costas de Guinea, de donde es nativa, y frecuenta bastante las cercanías de los poblados de negros. Cava bajo tierra, y vive principalmente del pillaje. Es del tamaño de un conejo o gato pequeño, y de patas anteriores muy fuertes y más cortas que las posteriores”.


Como el eira no existe en Jamaica es probable que la galera se trate de otro animal y en realidad el dibujo que proporcionaba Browne (posiblemente obra del artista Georg Dionysius Ehret ) se parece más a una zarigüeya o comadreja americana, lo que confirma Browne con su descripción: “rostro alargado, subagudo, barbudo”.






Galera

Browne, Patrick – 1756 - The civil and natural history of Jamaica




De paso, ¿no habrá querido decir Linné, barbata, en vez de barbara? Nos surge esta pregunta porque Anselme Desmarest la llama Glotón Taira (Gulo barbatus), aunque señala “hocico alargado, algo puntudo, y provisto de bigotes cuyas barbas son ralas y no muy largas”. Y agrega “este animal se hace una cueva en los bosques (...) se domestica fácilmente. Despide un muy fuerte olor a almizcle”.


El gran anatomista Cuvier ya adoptaba francamente el nombre de tayra (Mustela barbata), y nos dice que el primero que lo mencionó fue Georg Marcgrave con el nombre de çarigueibeiu (en realidad çarigubibeiu). Ëste también le da el nombre brasileño de iiya y dice que tiene “algunos pelos en la barba. Emite un llanto como de cachorrito, suele mezclar un sonido como el del caguy. El que tuve se alimentaba con harina de mandioca humedecida en agua. De otro modo, vive de camarones y peces que pesca, [pero] prefiere robar lo que tiene al alcance del hocico.” Su dibujo, aunque sencillo, ya se acerca más al animal real:






Ya antes de Marcgrave, el jesuita portugués Fernão Cardim encontró en el eirara un ejemplo de moral: “Este animal se parece al gato de Algalia [civeta de la palma asiática, Paradoxurus hermaphroditus]: aunque algunos dicen que no lo es; son de muchos colores, pardos, negros, y blancos: no comen más que miel, y en este oficio son tan terribles que por más pequeña que sea la entrada de las abejas la agrandan a un tamaño tal que pueda entrar, y hallando miel no comen hasta no llamar a los otros, y entrando el mayor dentro, no hace sino sacar, y dar a los otros, cosa de gran admiración y ejemplo de caridad para los hombres, según afirman los indios nativos”


Buffon apostó por la identidad entre la galera de Browne y la comadreja negra de Linneo, y aclaraba que la procedencia de Guinea puede explicarse porque muchos animales de Brasil eran transportados primero a Guinea (África) y de allí a otras partes. Explica que el nombre tayra es el que le dan en Guyana según Barrêre quien comentaba “Este animal se frota contra los árboles y deja una especie de humor untuoso que se siente mucho en la nariz”. También piensa Buffon que el nombre galera es una corrupción de tayra.



Veamos ahora lo que nos dice el gran naturalista Félix de Azara sobre su Hurón Mayor: “uno que compré vivo; y habiéndoseme escapado, le mataron para cogerlo. Noté que olía a almizcle incómodamente (...) y lo atribuí a que hacia horas que le habían muerto.” Con respecto al nombre dice “a mi Hurón llaman muchos Eyrá, que viene a ser lo mismo [que Tayra]”.



Ihering señalaba lo siguiente para el irará en Brasil: “Gusta también de la miel de abeja, lo que el vale el nombre común de papa-mel, igual significado tiene la palabra guaraní irara, es decir ira: miel; uara: que come. Frecuentemente se encuentran árboles con marcas de las uñas y dientes del irará en busca de miel. “








Irara

Ihering, H. von, -1910- Os mammiferos do Brazil meridional




Johann Rengger fue un naturalista suizo que vivió en Paraguay y por lo visto se informó bien sobre el eira: “He obtenido dos especies de animales que habitan en Paraguay, y ambos pertenecen al género Gulo, el de el glotón, y que tienen una forma baja y ancha, al mismo tiempo, los indígenas del pueblo guaraní le dan el nombre de yaguapé, es decir, perro bajo.”


“En el idioma de los españoles, se conocen comúnmente como hurón o comadreja."


“(...) Se lo encuentra, en parte, en las áreas que están cubiertas de hierbas altas y en los bosques densos; allí utiliza una cueva abandonada de Tatu (Dasypus), aquí un tronco de árbol hueco para albergarse.”



“Es principalmente animal nocturno, lo que es mencionado por Azara, el escritor viajero. Cuando amanece continúa cazando y perdura en sus recorridas, especialmente en cubierto, hasta alrededor del mediodía. Lo he visto en mis viajes por el norte de Paraguay, a las once de la mañana, por las faldas boscosas, mientras se dirigía en busca de cuises. Mientras que al gran calor del día, corre de vuelta a su escondrijo, y no lo deja hasta la noche, cuando entonces caza hasta bien entrada la noche.”



“Su dieta se compone de todos los pequeños mamíferos indefensos a los que pueda echar mano, como muy pequeños ciervos y venados de campo, agutíes, conejos, ratones y cuises. Además [caza] ynambúes (Crypturus o Tinamus) y los jóvenes ñandúes que andan por el campo, además sube a los árboles del bosque y atrapa a los pichones de aves. Es sediento de sangre y si está en su poder, mata siempre más animales de los que requiere para saciarse. Así le disparé a una hembra, que acababa de matar a un Alector [posiblemente algún crácido] con dos crías en su nido.”



“Vive en parejas. La hembra da a luz en primavera dos o tres crías, que, según informan los cazadores, vienen ciegos al mundo, y hasta que aprenden a cazar por sí mismos, son alimentados con cuises y aves, como lo demuestran los huesos encontrados por mí huesos en sus madrigueras.”



“Este glotón es criado a veces en las casas, en Paraguay, cuando se lo puede atrapar de muy joven. Se le alimenta con leche y carne. No tolera la alimentación con vegetales. Si se le muestra su presa, salta rápidamente sobre ella y la agarra al mismo tiempo con las patas delanteras y las garras de los pies, apartándose de su cuidador tan lejos como sea posible. Entonces se acuesta sobre su vientre y sostiene la presa con dos patas y la come sin arrancar fragmentos de ella, sino que, como los gatos, mastica de costado con los molares.”




“Si se lo lleva con las aves de corral, da un salto al suelo, y les desgarra el cuello cerca de la cabeza. Lo mismo hace con los conejos, ratones y cuises, y si no ha sido domesticado cuidadosamente, incluso con los perros y gatos jóvenes, cuya carne comerá sólo obligado por el hambre.”



“Es muy aficionado a la sangre, y eso se ve por lo general cuando ha matado a un animal, porque la lame antes de disfrutar de la carne. Si se lo molesta mientras come, muerde furiosamente alrededor.”



“Su excremento y orina no son inodoros, como observó Azara; más bien, huelen mal, como en todos los animales de presa. Por otra parte, se ha señalado con razón que este glotón cuando se enoja y lo domina la ira, emite de sí mismo un olor a almizcle que parece resultar de una secreción de las glándulas, que se encuentran en el pliegue de la piel por debajo del ano.”



“En cautiverio, no copula en absoluto y no da ninguna señal de deseo sexual. No se le escucha ningún sonido, excepto un gruñido, cuando una persona o un animal se le acercan mientras come, y unos agudos chillidos cuando muerde alrededor con enojo.”



“Si se lo trata con cuidado, es muy dócil con el hombre que juega con él, obedece a su llamada, y lo sigue por toda la casa, como un gato. Sin embargo, sigue siendo un peligroso enemigo de los otros animales, a los que supera. Los animales domésticos más pequeños, especialmente las aves de corral, no están ni un momento seguras, mientras él esté libre. Sin recordar los castigos recibidos, salta con una especie de furia sobre los mismos y no se cansa de degollar todos los seres vivos que ve a su alrededor.”



“Su vida cambia en prisión si permanece atado o mantenido en jaula, en el sentido de que pasa la noche durmiendo. Pero si se lo deja vagar libremente, lo que sólo ocurre si no hay otros animales domésticos con él en la casa, entonces sigue el mismo orden de vida que en su estado libre. Duerme sólo durante las horas de la medianoche y el mediodía, y a la mañana temprano, y por la noche hasta bien entrada la misma persigue las ratas y ratones, de los que, mejor que cualquier gato, sabe cómo limpiar la casa.”



“Como su cráneo es muy flexible, sabe pasar a través cualquier abertura que se lo suficientemente grande como para meter su cabeza.”



“La carne de este hurón es comida habitualmente por los indios salvajes, cuyo paladar para cualquier tipo de carne es demasiado malo. Su piel se utiliza a veces para la fabricación de pequeñas bolsas, o la cortan en tiras, y la utilizan como ornamento. Cuando se lo caza, se esconde cuando encuentra la oportunidad, en una cueva o en un tronco hueco, o se sube a un árbol. Pero si carece de un refugio tal, los perros lo alcanzan muy pronto, porque no quiere correr rápido, y lo vencen después de una breve pero valiente resistencia.”



“Además de las personas que gustan capturarlo en Paraguay tienen como enemigos a las especies de felinos grandes y las serpientes.”



Maximilian von Wied-Neuwied describe, también de Brasil al hyrara o marta de cabeza pálida, llamado jupiun por los indios botocudos.


“Este pequeño pero poderoso y sanguinario predador vive en todos los bosques brasileños que visité y allí lo conocen los habitantes de haciendas en bosques solitarios, los indios y probablemente los negros, con el nombre de papamel, irara, hyrara o eira, pero esta última denominación corresponde en algunas regiones al Yaguarundi de Azara.”


“El hyrara tiene totalmente el modo de vida de los glotones y la marta. Corre y se desliza por rincones ocultos, en los bosques continuos: árboles huecos, grietas, quizás también en cuevas, de los que los botocudos no querían saber nada. Deambula especialmente por la noche, sube a los árboles, saquea los nidos de pájaros, buscando la miel silvestre en árboles huecos (de ahí la denominación papamel), persiguiendo todas los animales más pequeños, como agutíes, pacas, cuises, ardillas, etc."


“Incluso se atreve con los venados, que siguen a menudo hasta cerca de las viviendas humanas. Como no andan demasiado rápido y les sigue durante mucho tiempo el rastro, a menudo los cansan y los cazan. Se lo ha visto, perseguir un ciervo cansado, y cuando este se detiene fatigado, le quita la vida. En los gallineros irrumpe el hyrara como nuestra marta y nuestro hurón, mordiendo las cabezas y chupando la sangre de las aves.”


“De acuerdo a lo manifestado por los cazadores de Brasil, especialmente los botocudos, pare tres a cuatro crías, por lo general ocultas en hueco de las ramas de los árboles.”


“Si encuentra el perro la pista de este depredador, por lo general sube a los árboles pronto, y cuando se llega a tiempo, entonces es fácil dispararle desde abajo entre las ramas; más a menudo se captura la hyrara por las noches oscuras de otoño o en los senderos cuando corre por el bosque, así el Morro d'Arara nos proporcionó este otoño en un par de semanas cuatro de estos animales. “


“Los cazadores brasileños fabrican con su piel gorros para la lluvia y estuches para las armas. Los botocudos lo comen sin embargo, pero no antes de sacarle la piel, y achicharrándolos en el fuego, ya que así limpian todos los animales cazados.”


Después nos aclara Wied que una figura “muy pobre, con el cuello completamente desfigurado", probablemente copiada de ejemplares muy mal taxidermizados, se puede encontrar en el trabajo de Traill publicado en las Memorias de la Sociedad Werneriana de Historia Natural en 1821 y que aquí copiamos:











Vemos ya en estos relatos algunos rasgos de la ferocidad e intrepidez del pequeño carnívoro. Otro suizo, Johann von Tschudi, conoció al eira en el Perú y nos dejó estas observaciones: “Según los indios estos animales viven menos en las densas selvas oscuras que en los bosques secundarios ricos en arbustos, y por lo general en sus bordes. Nuestra propia experiencia confirma esto, porque muy a menudo hemos tenido indicios que indican la presencia de este animal en las plantaciones, que se encuentran en la entrada de los bosques primarios, pero nunca durante nuestra larga permanencia en los mismos. La causa probablemente es que el alimento del Galictis [género del hurón] que consiste principalmente en pichones y huevos de aves, fácilmente puede recogerlo en los arbustos bajos, pero como es difícil subir a los árboles lisos, sería raro que se encuentre allí. Es más un animal nocturno, aunque también a veces persigue su presa de día. “


“En las plantaciones, caza las aves de corral provocando muy gran daño y mata a veces en una sola noche seis a ocho gallinas, a las que succiona la sangre y entonces las deja; sólo come del todo a las aves muy jóvenes. Su grito es un aullido monótono, que puede compararse con el que es peculiar a muchos perros en las noches de luna. (...) El ejemplar que observé estaba activo, mañana y tarde, muy animado; en días húmedos casi siempre se quedó dormido y empezaba a gruñir y morder cuando era perturbado; por lo demás era muy manso y le encantaba jugar. Se alimentó con huevos, pan y carne hervida; contra la papa mostró una decidida aversión.”



Nos hemos extendido en el relato de estos tres autores porque han escrito en lengua alemana y son poco conocidos en español, quizá solamente a través del clásico libro “Mamíferos Sudamericanos” de Cabrera y Yepes donde se los traduce sin citar la fuente. Es a través de estos autores que hemos recibido las noticias de la ferocidad del eira y su ataque a las corzuelas sin que haya realmente relatos de testigos presenciales de semejantes hazañas sino sólo transcripciones de lo referido por los indígenas lo cual no da ninguna seguridad respecto a su veracidad.




LOS NOMBRES DEL HURON MAYOR


§ Tzotzil, tzoniztac, tzetzal (Chiapas); sanjor (maya lacandon), en México. En Veracruz se le conoce como cabeza de viejo o viejo de monte en referencia a la cabeza blanca o gris. Al respecto dice Azara : “Todo el resto del cuello y la cabeza entera son de un
blanco muy puerco”.


§ Lepasil en Honduras.


§ Bush dog en Belize.


§ Tolomuco, cholomuco, tayra, gato de monte y tejón en Costa Rica.


§ Comadreja grande, gato negro y gato cutarra en Panama.


§ Taira o tayrá, leira, eyra, era, en Colombia.


§ Guacho, guanico en Venezuela.


§ Maikong, hava, en Guyana.


§ Ibirá, ibyará, irara, en Brasil.


§ Jupiun entre los botocudos de Brasil.


§ Tejón, manco, perro de monte, omeyro, en Perú y Ecuador.


§ Eira yaguá en Paraguay.


§ Melero en Bolivia.















Cuvier, Frédéric, 1816-1830 - Dictionnaire des sciences naturelles




EL EIRA EN LA CULTURA POPULAR



A juzgar por la variedad de sus nombres en cada región de América, el eira es un animal popular pese a que no es abundante como suele ocurrir con los predadores. Ha sido, además, un animal domesticado desde hace tiempo para combatir los roedores que asolan las viviendas y graneros, e incluso como mascota. Sin embargo por lo que pude averiguar no ha dado origen a una abundante mitología ni literatura.


Una de las leyendas más difundidas es la recopilada por el gran teólogo guaraní León Cadogan, la del Eira Yagua y el Pai. Este relato trata sobre un Pai que fue a la selva a conseguir carne para su suegro enfermo. Encontrando un yaguareté que acababa de cazar un tapir, mató al felino y llevó la carne de ambos animales a la casa del suegro. Al día siguiente vio un Eira Yagua hembra sobre una palmera pindó, la hizo bajar y la mató. Al dormir esa noche soñó con ella y al contarle el sueño a su suegro, éste le aconsejó no volver a la selva. Sin embargo, desobedeciéndolo, al salir nuevamente de cacería encuentró al Eira Yagua y lo atacó con flechas que corta con su cuchillo. Finalmente se trenzaron en lucha cuerpo a cuerpo, el eira lo mordió en el cuello y el Pai le clavó el cuchillo en la panza con lo cual ambos murieron. El suegro los encontró muertos uno sobre otro y entonces fue en busca de los vecinos que los separaron y enterraron. Cabe señalar que el Eira Yagua es un ser mitológico con forma humana, pero cubierto de escamas impenetrables, sólo se lo puede herir en la boca del estómago.



En otro relato Ñande Ru, el héroe civilizador e hijo del creador del mundo, sale a la cabeza de los hombres del pueblo a capturar al Eira Yagua. Pero las flechas no pudieron herirlo y de un garrotazo mató a Ñande Ru, y precipitándose sobre él,  le succionó toda la sangre.


En México los indígenas lo consideraban de mal agüero. Al respecto relata Bernardino de Sahagun “Hay un animal que se llama tzoníztac. Críase hazia la mar del sur, en la provincia de Toztlan y Caxeapan, y llámase tzoníztac, porque tiene la cabeça muy blanca, tan solamente. Es del tamaño del tigre, o casi; es baxo de pies, y de gruesso cuerpo; come carne de las bestias silvestres. Cuando quiere caça, regaña como gato, y luego arrebata la caça. Tiene las manos y los pies como tigre; es muy negro todo el cuerpo, y tiene la cola larga. Este animal muy pocas vezes paresce, y si alguno encuentra con él y le ve la cabeça amarilla, es señal que morirá presto; y si alguno le encuentra y le paresce la cabeça blanca, es señal que bivirá mucho en pobreça, aunque mucho trabaje. Este agüero se tenía cerca de este animal; mátanle con saeta.”










Brehm, Alfred Edmund – [1878-1884] - Les mammifères



El antropólogo Claude Lévi-Strauss analiza la presencia del irara en mitos de las Guayanas y de Brasil y coincide con lo que hemos dicho: su presencia en ellos es llamativamente escasa. Según este autor el irara se muestra como un animal incompleto lo que ocasiona su irascibilidad: ávido de miel, busca el agua ya que los indígenas consumían la miel diluida en agua. En la zona amazónica hay un mito que opone el corupira, espíritu caníbal, al irara comedor de miel. Ëste salva a un indígena de las garras del corupira, al igual que la rana cunauaru que rescata a una mujer. El corupira, a partir de entonces ya no comerá ni peces ni tatúes, sino sólo carne humana, mientras que el irara comerá sólo miel.



Lëvi-Strauss que, como Wied, estudió a los botocudos, recogió este relato: Un día los animales estaban reunidos junto al fuego. El irara llega tarde porque había ido a buscar miel. Pide agua y le dicen que no hay, porque el picaflor se la había apropiado toda. Entonces ofrece a la pequeña ave cambiarle el agua por miel. Pero ésta se niega porque quería darse un baño en un manantial entre las rocas. El irara lo sigue y salta tras él dentro del agua, salpicando en todas direcciones y originando los ríos y arroyos. Los botocudos cuentan que en una época los animales eran como seres humanos y eran amigos entre sí, pero el irara los incita a pelearse y cazarse entre sí. Les da el veneno a las serpientes para que lo inoculen, enseña a los mosquitos a succionar sangre. Incapaz de volver las cosas a su origen, el brujo que proveía de comida a los animales, se transforma en pájaro carpintero y su hacha de piedra pasó a ser su pico.



Un mito de los kayua del sur del Brasil narra que los animales se desafían a correr una carrera: El irará quiere correr llevando la miel en el lomo. El ñandú le advierte que si corre alimentándose sólo de miel, sin beber agua, morirá de sed. Se corre la carrera y al terminar el perro rompe el recipiente de la miel y la desparrama. El irara se enfurece pero el ñandú le advierte que sólo fue una broma y que es inútil hacerse el malo. Finalmente lo echa y le saca toda la miel.


 

“La genuina raíz de ipecacuanha (poaija) se encuentra aquí [Guidoval, Minas Geraes, Brasil] en cantidades bastante grandes; pertenece a un arbusto bajo (Cephaelis Ipecacuanha, Rich.) [Carapichea ipecacuanha, (Brot.) L. Andersson] que crece,  siempre en grupos, en la mayor parte de la Serra do Mar, desde Río de Janeiro hacia el norte, hasta tan lejos como la capitaníaa de Bahía, en húmedos lugares sombríos del bosque ... Nos aseguraron los salvajes [coroados] que habían aprendido el uso de la ipecacuana del irara, una especie de marta, que acostumbra, dicen, cuando ha bebido demasiada agua impura o salobre de los arroyos y charcos,  masticar las hojas y la raíz, y de ese modo provocar el vómito.”

 

Spix & Martius, 1824

 















En cambio en Bolivia oriental se da al irará un papel importante y frecuente en los mitos. Entre los tacana de la Amazonia boliviana aparece el irara enfrentado al zorro (o quizás a la zarigüeya). El irará es considerado ladrón de gallinas o miel y el zorro se le queja porque por su culpa resulta acusado del robo. El zorro le arranca un trozo de piel de un mordisco y por eso se origina la mancha clara del pelaje del irara. También se enfrenta al grillo que gracias a la ayuda de las avispas resulta victorioso contra el ladrón de miel. En otra leyenda el irara es padre de dos hijas y para sustraerlas del encantamiento de ciertos demonios llamados Edutzi, las transforma en guacamayos.



Germán de Laferrêre recibió esta información de un poblador de Misiones sobre el eirá o irará: “El eirá espera en el carril cuando sabe que el venado tiene que bajar a tomar agua, y le salta a la cara, y le rompe los ojos con las uñas. Ciego, el venado quiere escapar y se da contra los “ palos” [troncos] hasta que se desmaya y cae. Entonces el eirá le come un pedazo de cuarto y se va. Y el venado tiene que morir poco a poco, si no se lo come otro animal o la corrección”. En otras ocasiones el eirá lo persigue haciéndolo correr hasta que el venado cae agotado al suelo, mientras que el eirá que mantiene un trote regular lo alcanza y lo va devorando de a poco.



Alex Mouchard



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REFERENCIAS


Azara , Félix de – 1802 - Apuntamientos para la historia natural de los quadrúpedos del Paragüay y Río de la Plata. Madrid: Imprenta de la Viuda de Ibarra.

Brehm, Alfred Edmund – [1878-1884] - Les mammifères, caractères, moeurs, chasses, combats, captivité, domesticité, acclimatation, usages et produits. Vol 1. Ed. française revue par Z. Gerbe. J.-B. Baillière et fils (Paris)

Browne, Patrick – 1756 - The civil and natural history of Jamaica : in three parts. London.

Buffon, G.L.L. conde de -1749-1789- Histoire naturelle, générale et particulière, avec la description du Cabinet du Roy. 36 vol. Paris.

Bareiro Saguier, Rubén – 1980 - Literatura guaraní del Paraguay. Páginas: XXV + 394. Paraguay

Cardim, Fernão -1925 [1580]- Tratados da Terra e Gente do Brasil. Rio do Janeiro.

Constenla Umaña, Adolfo – 1996 - Poesía tradicional indígena costarricense - Editorial Universidad de Costa Rica - 279 pp.

Cuvier, Frédéric, 1816-1830 - Dictionnaire des sciences naturelles. T.19: p. 80. Strasbourg, Paris: F. G. Levrault.

Desmarest, Anselm Gaëtan. – 1820 - Mammalogie ou description des espèces des Mammifères. Paris :Veuve Agasse.

Husson, A. M. – 1978 - The Mammals of Suriname. Brill Archive.

Ihering, H. von, -1910- Os mammiferos do Brazil meridional.S. Paulo:Typographia do Diario Official.

Laferrêre, Germán de – 1945 – Selva adentro. Buenos Aires: Ed. Arístides Quillet.

Lévi-Strauss, Claude -1966 - Du miel aux cendres. Paris: Plon.

Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ, etc.. Tomus I. Editio decima, reformata. – pp. [1–4], 1–824. Holmiæ (Salvius).

Marcgrave, George & Willem Piso -1648- Historia Naturalis Brasiliae.... Batavorum: Franciscus Hackium.

Rengger, Johann R. -1830 - Naturgeschichte der Saugethiere von Paraguay. Basel.

Sahagún, Bernardino de – [1540 y 1585] - Historia General De Las Cosas De La Nueva España.   http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/11501.htm

 

Spix, J. B. von & Martius, C. F. P. von. 1824. Travels in Brazil, in the years 1817—1820. Undertaken by Command of his Majesty the King of Bavaria. London: Longman, Hurst, Rees, Orme, Brown, &

Green.


Tschudi, Johann von – 1844 -Untersuchungen über die Fauna Peruana. St. Gallen.

Wied-Neuwied, Maximilian von -1821 – Reise nach Brasilien in den Jahren 1815 bis 1817. Frankfurt.



EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

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